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Por LILIANA DI PAOLO
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Dice un refrán que “detrás de un gran hombre hay una gran mujer”, cosa que es muy cierta, justamente son aquellas que descollaron por sí solas y esperaron un reconocimiento que nunca llegó. En la Gesta Independista se tapó el accionar de ellas porque muchas, con sus acciones, hubieran opacado el accionar de muchos hombres y en una sociedad machista eso no estaba permitido.
Con los años se ha ido revirtiendo esta situación y así podemos conocer un poco más de la historia de esa mujeres que lucharon y contribuyeron a la Independencia de este y otros países. En este trabajo quiero rescatar algunas de ellas.
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MARIA MAGDALENA DÁMASA GÜEMES DE TEJADA (MACACHA)
Por LILIANA DI PAOLO
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Dice un refrán que “detrás de un gran hombre hay una gran mujer”, cosa que es muy cierta, justamente son aquellas que descollaron por sí solas y esperaron un reconocimiento que nunca llegó. En la Gesta Independista se tapó el accionar de ellas porque muchas, con sus acciones, hubieran opacado el accionar de muchos hombres y en una sociedad machista eso no estaba permitido.
Con los años se ha ido revirtiendo esta situación y así podemos conocer un poco más de la historia de esa mujeres que lucharon y contribuyeron a la Independencia de este y otros países. En este trabajo quiero rescatar algunas de ellas.
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MARIA MAGDALENA DÁMASA GÜEMES DE TEJADA (MACACHA)
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Sin duda alguna una gran heroína. Nació en Salta el 11 de diciembre de 1787, hija de María Magdalena Goyechea y de la Corte y Gabriel Güemes Montero, tesorero de la Real Hacienda. Se casó el 24 de octubre de 1803 con Ramón Tejada, perteneciente a una antigua familia salteña.
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Hermana del General Martín Miguel de Güemes del cual fue una eficaz colaboradora. Después de la Revolución de Mayo convirtió su casa en taller para confeccionar ropa para los soldados de la partida de observación organizada por su hermano, a partir de allí fue su más ferviente admiradora y compañera en todo su accionar militar revolucionario.
Hermana del General Martín Miguel de Güemes del cual fue una eficaz colaboradora. Después de la Revolución de Mayo convirtió su casa en taller para confeccionar ropa para los soldados de la partida de observación organizada por su hermano, a partir de allí fue su más ferviente admiradora y compañera en todo su accionar militar revolucionario.
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Macacha gestionó ante el Sr. Domingo Puch y Dorotea Velarde el matrimonio de su hija Margarita del Carmen con su hermano Martín, inmediatamente después que éste rompiera su compromiso con Juana Manuela Saravia, presionado por la madre de ésta porque Martín tenía una relación clandestina con una señora jujeña residente en Salta, que ante la negativa del entonces Coronel Güemes de dejarla, la boda quedó sin efecto. El matrimonio con Margarita del Carmen se realizó en julio de 1815, cuando su prometido era Gobernador de Salta.
Macacha gestionó ante el Sr. Domingo Puch y Dorotea Velarde el matrimonio de su hija Margarita del Carmen con su hermano Martín, inmediatamente después que éste rompiera su compromiso con Juana Manuela Saravia, presionado por la madre de ésta porque Martín tenía una relación clandestina con una señora jujeña residente en Salta, que ante la negativa del entonces Coronel Güemes de dejarla, la boda quedó sin efecto. El matrimonio con Margarita del Carmen se realizó en julio de 1815, cuando su prometido era Gobernador de Salta.
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Dada su posición y su inteligencia supo desempeñarse en tareas arriesgadas, especialmente cuando los españoles ocupaban la ciudad de Salta y Güemes los combatía por todos los medios, se destacó por la defensa de la emancipación, auxilió heridos en los campos de batallas, llevó a cabo arriesgadas misiones de espionaje y participó activamente en la vida política de la provincia al servicio de su hermano, gracias a sus gestiones en 1815 llegó la paz a los Cerrillos, luego de una delicada situación surgida entre Güemes y las fuerzas de Buenos Aires al mando del General Rondeau.
Dada su posición y su inteligencia supo desempeñarse en tareas arriesgadas, especialmente cuando los españoles ocupaban la ciudad de Salta y Güemes los combatía por todos los medios, se destacó por la defensa de la emancipación, auxilió heridos en los campos de batallas, llevó a cabo arriesgadas misiones de espionaje y participó activamente en la vida política de la provincia al servicio de su hermano, gracias a sus gestiones en 1815 llegó la paz a los Cerrillos, luego de una delicada situación surgida entre Güemes y las fuerzas de Buenos Aires al mando del General Rondeau.
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Macacha se encontraba, en Salta, con su hermano cuando una partida realista lo atacó e hirió el 7 de junio de 1821, heridas que le causaron la muerte diez días después. Su esposa, que había sido una de las mujeres más hermosas de Salta, de tez blanca, cabello rubio y crespo, ojos azules, al recibir la noticia de la muerte de su amado, declaró que no quería seguir viviendo, se cortó su hermosa cabellera y cubriéndose con un largo velo negro se postró en el rincón más oscuro de su habitación y allí permaneció inmóvil, muda y sin atender a los ruegos y llantos de su familia, sólo de vez en cuando se levantaba el velo para besar a sus hijos. Allí y así permaneció hasta su muerte el 3 de abril de 1822. Macacha continuó participando de los sucesos políticos de la provincia, era muy querida por su pueblo debido a la gran generosidad con que ayudaba a los necesitados y desvalidos. Falleció en Salta el 7 de junio de 1866.
Macacha se encontraba, en Salta, con su hermano cuando una partida realista lo atacó e hirió el 7 de junio de 1821, heridas que le causaron la muerte diez días después. Su esposa, que había sido una de las mujeres más hermosas de Salta, de tez blanca, cabello rubio y crespo, ojos azules, al recibir la noticia de la muerte de su amado, declaró que no quería seguir viviendo, se cortó su hermosa cabellera y cubriéndose con un largo velo negro se postró en el rincón más oscuro de su habitación y allí permaneció inmóvil, muda y sin atender a los ruegos y llantos de su familia, sólo de vez en cuando se levantaba el velo para besar a sus hijos. Allí y así permaneció hasta su muerte el 3 de abril de 1822. Macacha continuó participando de los sucesos políticos de la provincia, era muy querida por su pueblo debido a la gran generosidad con que ayudaba a los necesitados y desvalidos. Falleció en Salta el 7 de junio de 1866.
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